¿Es importante el Reconocimiento?

Comencé a pensar la idea para un video y estaba decidido por realizar un tutorial de cómo dibujar y cómo pintar en óleo y hacer lo que me empiece a generar visualizaciones, porque me urgía mostrar lo que estoy haciendo, esa sensación por estar en boca de varios y sentir esos minutos de reconocimiento. Pero entonces mi esposa me hizo una pregunta que me retumbo hasta la medula ósea, -término de libro médico para referirse al coloquial tuétano-; ¿Para quién quiere tanto reconocimiento o fama?. Fue una bofetada a mis miedos directos, a mis emociones y mis pensamientos. 

Entonces recorrí la película de mi cerebro y volví al momento que obture la cámara y saque esta fotografía cuando tenía 17 o 18 años y estaba en primer año de la carrera de publicidad. Foto que hizo reverme tomando esos riesgos de sacar la cámara a la calle y buscar mostrar eso que se escondía a la luz en pleno centro de Bogotá. O esas simples cosas que se hace de adolescente “rebelde” donde uno quiere comerse el mundo sin preocuparse de las consecuencias ni del que pensara X o Y persona.

¿Qué paso con tomar esos riesgos, buscar el reconocimiento está boicoteando mi modo de accionar y me está llenando de miedos?, y la respuesta es que el reconocimiento que busco como artista lo he venido enfocado en demostrarle a los demás que se puede vivir del arte en Latinoamérica, en demostrarle a mi familia, que puedo “ser alguien” sin ser ingeniero, abogado o el profesional promedio, con esto no digo que ellos me dijeron que no iba a ser nadie en la vida si me dedico al arte, me apoyan a su modo, pero cobijados con el estigma social que el artista no vive del arte, que el artista es un vago, que el artista no hace nada, eso de pintar y hacer “dibujitos” no da de comer.

El subconsciente se me contamino de eso, de esos miedos sociales, de esos estigmas que boicotean mi accionar y no dejan que me entregue al 100% a mi obra. Y la verdad es que la vida del artista es un pensar y crear 24/7, porque si en verdad se quiere esto para la vida es imposible dejar la cabeza quieta. Pues no es un trabajo de oficina.

Viendo el personaje de esta obra me pregunto, ¿Qué tan lleno esta mi vaso y de qué? ¿Qué estoy esperando que me dé la sociedad?. El vaso está lleno de expectativas de esos sueños, de esas fantasías y deseos, esas pequeñas limosnas que nos da la vida día a día donde le decimos gracias por un nuevo día o quizás las despreciamos por lo poco que son, sin reconocer que todo suma. Esas “limosnas” las veo como mi progreso artístico, como esas monedas que llenan ese vaso para convertirme en artista, donde visualizo las pinturas que hacía hace 4 años y no son ni la mitad de profesionales como las actuales, pero igual hacen parte de mi obra, de esa evolución tan importante.

Otro punto interesante de esta obra es que volví a mis propias referencias de hace tantos años. Estaba tan angustiado y preocupado en no saber que pintar, en buscar referencias en crear contenido y no me daba cuenta de que ya lo había hecho, estaba guardado esperando a que volviera a el para que lo RECONOCIERA, porque el reconocimiento debe ser propio, ese reconocimiento del talento, progreso y trabajo personal que es tan difícil de ver y por eso esperamos a esa sociedad para que lo consuma con un like. 

Si uno se reconoce como auténtico y deja de contaminarse con toda la información y las boludeces de las redes puede encontrar eso que tanto quiere decir, dejar hablar el pincel, las palabras, las notas o cuál sea la forma de expresarse. Eso dará una obra original, más artística, donde se podrá reconocer en ella, porque como artista se deja algo en cada obra y si no se logra ver el alma en ese lienzo es porque no se está entregando todo y esos miedos no lo dejan crecer.

Así que al escribir esto decidí comerme la vida con patatas como dicen los españoles, dejar mis miedos, mis procrastinaciones, los anhelos y deseos ajenos, esos deseos impuestos. 

No está malo tener reconocimiento, pienso que es malo vivir y sobreponer todo ante eso, como subconscientemente venía haciéndolo. Bien dice Dios que crean en él y lo demás llegará por añadidura. Bueno ese creer en él también es creer en las propias capacidades, si no cree en uno y no se es auténtico, se conlleva al fracaso y es más fácil sentirse fracasado cuando se pone las expectativas en los imaginativos de una sociedad actual regida por redes sociales, que en las propias metas que se van consiguiendo paso a paso. 

Por eso puedo decir que al final no espero ese reconocimiento de la sociedad, pues es complemento de mi persona y mi obra, pero no es intrínseco. Soy una minoría absoluta, resaltado por lo absoluto y no por lo mínimo ni efímero del reconocimiento.

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